Amanezco



Encuentro un paraíso bajo la luz de tu sonrisa,
se abre el cielo confundido entre las olas de
Ángeles-demonios que bailan un vals pintoresco.
Disimulo una vergüenza que no me deja ni mirarte y
en vos imagino una Navidad en familia.
Déjame olvidar porque existo y porque no existo:
cada instante es un conglomerado de ideas en un
océano de dudas.
La luna, dormida, sonríe a las estrellas, impotentes
frente a tanta sinceridad.
Hay unos ruidos abajo, gritos de libertad de
treinta millones de personajes que actúan dirigidos
por el levantarse de un perezoso sol.
Desde mi ventana miro, sorprendido, el milagro de
un nacimiento: la ciudad levanta la frazada del
oblio y se baña de automóviles para despabilarse
de un sueño tentador.
Unas sirenas acompañan este baile de hormigas
borrachas en búsqueda de amparo.
El silencio de mi alma escribe palabras y parábolas
que, solas, me acompañan en un universo paralelo.
Vida, y más vida todavía.